82. Rompiendo la maldición.
Franchesca sintió una fuerte punzada en su pecho, que la hizo gemir de dolor.
—¿Hija, qué te pasa? —le preguntó su abuela, convertida en loba, al verla llevarse las manos al pecho.
—¡Alex! ¡Debo ir a verle! —dijo ella, queriendo salir del círculo de protección que había creado la chamana.
—¡No debe salir, princesa! —le gritó la chamana justo en el momento en que ella iba a poner un pie afuera.
—Abuela, Alex está en peligro.
Justo en ese momento se escucharon pasos alrededor de ellas. Sophie comprendía la angustia de su nieta, ya que también se sentía inquieta por su alfa. Sin embargo, no la dejaría salir, por lo que se interpuso entre ella y la barrera, agudizando sus orejas y poniéndose en guardia para proteger a los cachorros.
—En este momento, tu loba debe estarte diciendo que no es el momento de pensar en Alex, sino en proteger a tus cachorros —le dijo Sophie entre gruñidos, mostrando sus colmillos como si se tratara de una cachorra a la que había que educar.
Franchesca asintió. L