Capítulo 75
Ha pasado un mes, y las paredes del refugio comenzaron a impregnarse con las risas tímidas de niños repitiendo salmos, con las voces suaves recitando oraciones. Calia los miraba como si pudiera salvarlos uno a uno. Como si hablarles de amor y bondad los blindara del infierno al que el mundo los había arrojado, pero llegaron los mareos.

Las náuseas.

El rechazo a ciertos olores, el cansancio repentino, la agitación constante en el pecho. Al principio pensó que era el encierro. La tensión acumulada, pero cuando la doctora la examinó con precisión y rostro grave, su mundo volvió a resquebrajarse.

—Estás embarazada —dijo la mujer con un suspiro contenido—. De la bestia. —Calia tragó saliva, su cuerpo entumecido como si no le perteneciera. —Todavía estás a tiempo —añadió la doctora con un tono bajo—. Puedes deshacerte de él. Aquí nadie te juzgará. No necesitas cargar con eso.

La ex monja levantó la mirada lentamente. Lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, pero no eran de miedo. Er
Yerimil Perez

¡¿Qué?! ¿Calia es mate de Draven? Diosa luna, ¿Qué estás jugando?

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