Una semana transcurrió después de la ejecución y en la que Calia se recluyo en la habitación del alfa con miedo a que le pasara algo aunque este le aseguro de que la casa era segura. Sin embargo, ella se negó a integrarse como cada mañana al desayuno en donde Aleckey se encontraba sentado, frente a una mesa de madera rústica cubierta de pan fresco, carne asada y frutas. A su lado, Taylor, su beta de confianza, se servía una generosa porción de carne, observando a su alfa con atención.
—He reforzado la frontera después de escuchar que hay movimientos de vampiros en territorio neutral —comentó Taylor, masticando un trozo de carne.
Aleckey asintió con gesto pensativo, su mirada fija en un punto distante. Sabía que los problemas aún no habían terminado, no sabiendo que sus hermanos en el exilio estaban juntos planeando algo. El sonido de pasos apresurados interrumpió su conversación. La puerta del comedor se abrió de golpe y dos figuras irrumpieron con energía. Axel y Asher.
Los gemelos b