Capítulo 119

Tres días despues de la noticia del príncipe ciego, Aleckey no habia ido a la habitación y Calia suponía que era por eso, pero esa mañana era todo distinto. El cielo aún se teñía de los últimos restos del alba cuando Calia despertó. La habitación estaba en silencio, salvo por el suave susurro del viento contra los ventanales y el tenue crujir de la madera antigua. Por un momento, creyó estar sola, pero al voltear la cabeza, su mirada se detuvo en la figura de Aleckey.

Aleckey estaba de pie frente al gran ventanal de su habitación, cubierto solo por unos pantalones oscuros, su torso desnudo mostrando las cicatrices curadas de la guerra, las marcas de la traición y el liderazgo. El cabello rojo caía suelto sobre sus hombros, despeinado, casi salvaje. En sus brazos, envuelto en una manta de lino blanco, dormía el pequeño Zadkiel, su pecho subiendo y bajando con un ritmo sereno.

Calia no se movió al principio. Solo lo observó, con la garganta apretada y los ojos húmedos. El contraste entr
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