KAELA:
No respondí a lo que dijo Kaesar; vi cómo se le cerraban los ojos, así que lo cubrí con una sábana. Sequé despacio mi largo cabello mientras lo observaba preocupada.
—Debemos dormir con él para que sane más rápido —escuché a mi loba Laila—. Fue una suerte que trajeras todos esos antídotos humanos.—Sí, dijeron que últimamente habían escuchado que los licántropos los estaban usando. Morían muchos porque no los conocían; es algo sintético que inventaron los humanos —contesté suspirando, recordando cuánto extrañaba esta casa y la vida de lobos. Y en ese momento, deseaba estar en ese mundo donde mi única preocupación había sido estudiar.Mientras el crepitar del fuego iluminaba suavemente la habitación, los pensamientos se arremolinaban en mi mente como la