51. EL ATAQUE SORPRESA
KAESAR:
La presencia caída de Otar en el suelo encendió un fuego inigualable en mi interior. Con el corazón latiendo con furia, sentí la amenaza que se avecinaba como una tormenta implacable. Mis pensamientos eran un torbellino mientras intentaba procesar la traición de mi propia sangre.
—Llévenlo para que lo curen —ordené de inmediato, mirando los ojos asustados de mi Luna.
Pero antes de que cumplieran mi orden, Kaela se agachó rápidamente a su lado. Sus manos se movían con suavidad sobre sus heridas, invocando una magia curativa que emanaba desde lo más profundo de su ser. Observé con asombro cómo la energía luminosa fluía de sus palmas, cerrando las heridas de Otar y llenándome de admiración y amor por ella.
—¿Quién te enseñó eso, mi Luna? —pregunté, mirándola con admiración.
—Las personas que me criaron —contestó enseguida—. Y papá me decía muchas cosas por teléfono. Estarás bien, Otar —le susurró Kaela con determinación—. Pero no puedes luchar. Dime algo, ¿Nina es una traidora?
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