C50: Su ausencia solo nos ha evitado más vergüenza.
Desde aquel día, la vida de Indira se volvió insoportable. El caos que se había desatado a su alrededor era como un pozo sin fondo. No había amanecer que no llegara con el pecho apretado, ni noche en la que pudiera dormir sin que las pesadillas la asfixiaran. Necesitó empezar a ver a un psicólogo todos los días, porque su estabilidad mental se encontraba al borde del colapso.
El abandono de su madre seguía siendo una herida abierta, Hazel había desaparecido sin más. La mujer que le dio la vida se esfumó del mundo sin dignarse siquiera a dar una explicación. Lo último que supo de ella fue lo que todos sabían: que había engañado a su padre, que había arrastrado el apellido de la familia por el lodo al dejarse ver con hombres jóvenes saliendo de un auto como si no tuviera la menor vergüenza. Después de eso, Hazel se había desvanecido como una sombra y jamás volvió a presentarse ante su hija.
A eso se sumaba el desastre con Elian. El hombre con quien se había casado no tardó en mostrar su