C38: No más miedo.
Nadia cerró los ojos por un momento, permitiendo que el peso del recuerdo se asentara en el fondo de su mente como una piedra lanzada en un estanque. El primer año en la mansión de Jared había sido una sucesión de temores y silencios, de miradas que no se atrevían a sostenerse y puertas que se cerraban con violencia. Y ese día, en particular —aquella tarde en que la descubrió revisando las cosas del estudio—, se había convertido en una herida que aún no cerraba del todo.
Pero ya no era una niña, ya no tenía once años. No podía permitirse seguir temblando con solo pensar en esa habitación oscura donde tantas veces había llorado sin que nadie la escuchara. No podía permitirse volver a ser la misma niña indefensa que se acurrucaba entre sombras, esperando que alguien la sacara de allí.
Inspiró hondo, llenando sus pulmones de aire templado, y exhaló lentamente. Apoyó la cabeza contra el respaldo de la cama y se repitió mentalmente que tenía que ser fuerte, que lo había sido durante mucho