C37: Haz cruzado un límite.
La tarde estaba silenciosa dentro de la mansión. Nadia, con apenas once años, llevaba entre sus manos un trapo húmedo con el que frotaba los bordes del gran escritorio del estudio. No solía estar allí, pero la ama de llaves le había dicho que limpiara rápido antes de que Jared regresara, y ella obedeció.
El estudio siempre le había provocado miedo y curiosidad. Era un lugar al que casi nadie entraba, un espacio vedado y solemne, con muebles oscuros, estanterías repletas de libros y una gran ventana cubierta por cortinas pesadas que apenas dejaban pasar la luz.
Mientras sus pequeñas manos trabajaban con torpeza sobre la superficie del escritorio, algo llamó su atención. Un cajón entreabierto.
La tentación fue más fuerte que la advertencia de quedarse en su sitio. Su pulso se aceleró mientras se acercaba. Dudó por un segundo, pero lo abrió.
Dentro, encontró un fajo de papeles y sobres amarillentos. Entonces, los sacó. Había fotografías, muchas. Fotos de su madre, de Natalia, en diferent