Killian asumió la búsqueda de Nadia con una frialdad calculada. No había en él ni un ápice de interés personal ni de afecto familiar: la chica no le importaba en lo más mínimo. Su único motor era complacer a su padre, Jared, y cumplir con la tarea que le había impuesto sin cuestionar las consecuencias.

Desde el primer momento, Jared le dio plena libertad financiera para utilizar todos los recursos que fueran necesarios; cuentas secretas, fondos ocultos, y acceso a investigadores y detectives de élite estaban disponibles para Killian, sin límites ni condiciones. Esto incluía desde agencias privadas especializadas en rastrear personas desaparecidas hasta expertos en análisis de movimientos digitales, revisiones de vuelos, hoteles y registros académicos, todo con el fin de localizarla sin importar dónde estuviera.

El joven organizó un operativo meticuloso. Equipos dento del país, también en España, en Estados Unidos, incluso en otros países de Europa, todos bajo su supervisión directa, r