—¡Tú y tu madre tienen la misma cara, son unas perras! —el grito de Indira salió de su garganta.
—¿Te atreves a insultar a mi madre? Cuando es tu padre quien guardaba en secreto las fotografías y obras de mi madre. Él es un pervertido que codicia a su cuñada...
—¡Cierra la boca! ¡Desapareciste de la fiesta y no volviste a casa anoche! ¡Quiero ver a quién castigará papá! —después de decir eso, le ordenó a un hombre que trabajaba para su padre, que llevara a Nadia de vuelta a la casa.
Después de aquel incidente, Jared regresó a casa de su viaje de negocios. Al llegar, a quien primero quería ver era a Nadia. La piel de la joven ya era muy clara para empezar, y el enrojecimiento y la hinchazón que la bofetada le dejó en la cara eran particularmente obvios.
—¿Quién te golpeó? —no hubo tiempo para los saludos. Aquel golpe lo llenó de ira.
Nadia miró a Jared con lágrimas en los ojos y luego miró a Indira.
Antes de que Indira pudiera reaccionar, Jared le dio una bofetada en la cara.
—¡Papá! —e