C115: No sigamos fingiendo.
A Rowan le escocía el alma al verla comportarse como si todo entre ellos hubiese sido un espejismo. Nadia lo miraba sin una sola grieta en el rostro, como si su historia juntos se hubiera disuelto entre las fisuras del suelo que pisaban. Hablaba con una indiferencia que no solo le molestaba: lo desquiciaba. Cada palabra de ella era como un portazo invisible que se le cerraba en el pecho.
No entendía. No lograba entender. Habían compartido tanto, se habían dicho tantas cosas. Habían tocado el cielo y también se habían quemado en el infierno. ¿Y ahora esto? ¿Así de fácil lo dejaba ir todo?
—¿Eso es lo que quieres? —dijo él sin subir la voz, pero con los ojos incrustados en ella—. ¿De verdad seguirás adelante con ese imbécil? ¿Con ese tal Elian? ¿Tirarás lo nuestro al pozo, como si no hubiese significado nada?
Nadia mantuvo la mirada, aunque por dentro, algo en ella se contrajo con fuerza. Pero no se permitió retroceder.
—No es tan simple, Rowan. Tú has elegido cómo verme y elegiste no e