103: Me están chantajeando.
Nadia estaba siendo asistida por varias mujeres que la preparaban para su boda. Le colocaban cuidadosamente el vestido blanco, alisando con esmero cada pliegue de la tela, mientras otras trabajaban en su peinado y maquillaje.
Sin embargo, en su interior, ella se sentía absolutamente devastada. Su semblante hablaba por sí solo: una expresión caída, opaca, desprovista de todo brillo. No había rastros de ilusión en sus ojos, ni un atisbo de felicidad en su boca. Había llorado tanto en los últimos días que apenas le quedaban fuerzas para mantenerse en pie. Su alma estaba exhausta, y su corazón saturado de desesperación.
Durante todo ese tiempo, había intentado sin cesar contactar a Rowan, buscándolo con la angustia de quien se aferra a su última esperanza. Pero fue imposible. Él había perdido su teléfono, y con ello se había perdido también cualquier vía de comunicación entre ambos. Por más que procuró, por más desesperados que fueron sus intentos, nadie pudo dar con él.
La impotencia fue