No debería importarme. Me repito eso mientras acomodo la manta sobre los pies de Camila y le acaricio el cabello con cuidado. No debería importarme si Liam habla con alguien más. No debería importarme si sonríe. No debería importarme nada… y sin embargo, aquí estoy, aferrada al borde de la camilla como si fuera mi ancla.
—¿Interrumpo? —dice una voz femenina a mis espaldas.
Me giro, y el aire se vuelve más denso. Alta, impecable, con un vestido caro y el cabello recogido como si hubiera salido de una sesión de Vogue, Clara James entra en la habitación como si fuera dueña del lugar.
Y al verla, mi estómago se retuerce.
Liam se levanta de la silla junto a mí. Lo noto tensarse, aunque intenta ocultarlo.
—Clara —dice, sin entusiasmo.
—Liam —responde ella, con una sonrisa que no llega a los ojos—. Vine tan pronto como me enteré. Qué escándalo… lo del matrimonio, la prensa. Y ahora esto. Lo siento tanto, de verdad.
Sus ojos viajan a Camila, pero solo por cortesía. Luego se posan en mí, recor