—¿Y usted cómo sabía eso?— quiso saber Brishen por curiosidad.
Lilly se dio la vuelta con una mueca de incomodidad en los labios, bajó la mirada, con las manos juntas. A él le pareció ver en esa actitud a una niña que había sido descubierta en una travesura y temía el reproche.
Rio entre dientes. La verdad era que le resultaba demasiado gracioso descubrir ese contraste entre la madre estricta que había sido un momento atrás a la joven mujer que tenía en frente.
—¡Ay!¡Qué descaro!— soltó con sinceridad, todavía divertido por la situación— Le dice usted a su chavoro que no esté metiendo la nariz en asuntos ajenos… cuando, resulta que usted estuvo escuchando todo ¿Me equivoco?¿Eh?¿Chavala?
Quizás, él esperaba una respuesta o simplemente estaba bromeando. Lilly no estaba segura, aunque podía ver su media sonrisa burlona plantada en su rostro.
De todas formas, no respondió, solo se quedó en silencio, preguntándose cómo salir de aquella situación sin parecer irrespetuosa. No había sido