Capítulo 44: Vamos a Divertirnos un Rato.
Mientras tanto, Lía había recibido un mensaje de Jorge.
“Necesito hablar contigo urgente. No tomes la ruta de la firma, yo te llevaré a casa.”
Apenas leyó esas palabras, el corazón le dio un vuelco.
Por fin —pensó—, Jorge había comprendido todo. Tal vez había descubierto que las mentiras de Dayana eran solo eso, y que ella nunca lo había traicionado.
Una sonrisa se dibujó en su rostro. El alivio y la esperanza la invadieron de golpe, como si, después de tanto dolor, por fin el destino le ofreciera una tregua.
La ruta de transporte de la firma arrancó y se alejó sin ella.
Lía se quedó esperando en la acera, arreglándose el cabello con nerviosismo, imaginando el reencuentro, las palabras que él le diría, el abrazo que tanto había soñado.
El reloj marcó algunos minutos más. Todo estaba silencioso, apenas el murmullo lejano de los autos y el viento frío de la noche.
Entonces, dos hombres aparecieron al final de la calle. Caminaban despacio, observando a su alrededor.
Lía bajó la mir