Capítulo 34: No Todos Nacen Para Brillar.
Fue Mary quien rompió el tono amable con un comentario aparentemente inocente:
—Hoy en la clínica vimos a la hija de Augusto —dijo mientras cortaba su carne con calma—. Lía Ramírez… aquella muchacha que estudiaba con Betty. Tiene una hija enferma.
Betty levantó la vista con una sonrisa apenas disimulada.
—sí? También trabaja haciendo limpieza en la firma —respondió, con sorpresa—. Qué vueltas da la vida, ¿no? Siempre quiso competir conmigo, juraba que sería mejor estudiante… y mírala ahora, con un trapo en la mano.
Alexander soltó una risa corta, incrédulo.
—¿Lía Ramírez? No puede ser… Era de las mejores. ¿Qué pasó con ella? —Se inclinó un poco hacia la mesa, bajando la voz—. Pero está muy buena. Tanto así que Jorge no le quitó los ojos de encima en toda la noche.
Jorge lo fulminó con la mirada. Primero, por hablar así de Lía. Segundo, porque su prometida estaba sentada justo allí, y ese tipo de comentarios solo traerían problemas.
—Simplemente fui amable —respondió Jorge de inmedi