Melissa había notado un bullicio de repente, la misma Gianni había salido de pronto por la situación y ella se levantó solo notando que había algunos hombres de seguridad entrando.
Su ceño se frunció levemente acercándose, y no pudo evitar escuchar una voz conocida.
¿Bruno? ¿Cómo? ¿Estaba aquí?
—¿Quiénes eran exactamente?
—Uno de ellos es empresario, está inyectando dinero y…
—Ya no más —la voz de Bruno era totalmente afilada cuando cortó.
—No tenías que ponerte de esa forma, mírate, tienes los nudillos rotos. Eres Bruno Machiatti.
—¡Me importa un carajo! —Melissa saltó. Ahora mismo estaban en un cubículo donde se preparaban algunas modelos, mientras veía que el bullicio se disipaba y todo quedaba como antes—. No quiero verlo él ni al otro cerca.
—No te preocupes, Bruno, ya está —Gianni le dijo recordando que cuando llegó, ni siquiera Bruno dejó que los dos hombres balbucearan excusas. Bastó una mirada para que retrocedieran como, mientras su mandíbula se tensaba con una furia conteni