Punto de vista de Olivia
—¡Mamá! ¡Por favor, ayúdanos! —Gritó Óscar de nuevo al verme en la ventana.
Los observé con frialdad, sin inmutarme ante el aspecto golpeado de Diego. Ese hombre que me había mentido durante años, que había mantenido cerca a su exnovia mientras fingía amarme, ya no era mi responsabilidad.
Desvié la mirada hacia Óscar. A pesar de todo, seguía siendo mi hijo biológico. Lo observé detenidamente, chequeando si estaba lastimado, pero no parecía estar herido físicamente, solo se lo notaba cansado y asustado.
—Olivia. —Me llamó Diego, con la voz ronca. —Por favor, déjanos entrar. No tenemos a dónde ir.
Cerré las cortinas sin responderles y tomé mi celular. Desde que dejé de gastar dinero en un esposo y un hijo que no me valoraban, había destinado diez mil dólares mensuales para contratar a dos guardias muy fuertes para mi propiedad.
Escribí un mensaje rápido: "Hay intrusos en la puerta principal. Por favor, retírenlos de la propiedad."
En cuestión de minutos, escuché