Capítulo 39
—Por cierto, aún no te he preguntado tu nombre —dijo Diego con suavidad.

Su voz era realmente agradable, suave, como en el pasado.

—Luna López —respondió Luna, bajando la mirada y respirando hondo. Luego, sonrió con tranquilidad.

《Bueno, el pasado es pasado. Considerémoslo como si hoy fuera nuestro primer encuentro.》Pensó.

—Tu nombre es muy bonito —dijo Diego, levantando ligeramente las comisuras de los labios, mientras sus ojos se posaban en el uniforme de Luna—. ¿Trabajas aquí? ¿Eres empleada del Grupo Muñoz?

—Algo así —respondió Luna de manera vaga.

Diego, viendo el desayuno que Luna había dejado caer, se agachó levemente y lo recogió.

—Lo siento, mi hermana es muy consentida y derribó tu desayuno. Esto está sucio, mejor deséchalo. Iré a comprarte uno nuevo. ¿En qué departamento estás? Te lo llevaré.

—No es necesario —dijo Luna con voz suave. De repente, levantó la mirada hacia él—. Gracias por salvarme en la montaña Angelina. Cuando desperté, ya te habías ido y no sabía quién eras.
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