Luna se quedó en silencio. Después de ser rescatada, Catalina le había contado que el Rolls Royce no había sobrevivido y había caído al mar, Leo había muerto. Su vida había sido un intercambio por la de Leo.
Desde entonces, no se atrevió a indagar sobre nada relacionado con Cantolira. Sía era un dolor profundo en su corazón; no se atrevía a pensar en ella, mucho menos a tocar ese tema.
Si no fuera por el nacimiento de Sergio y Santiago, realmente no sabría cómo habría sobrevivido. Aun así, el dolor en su interior nunca disminuyó.
Luna levantó la vista hacia Catalina, sintiéndose afortunada de tener una amiga tan sincera y generosa. Nunca había tenido una confidente cercana, y ahora finalmente la tenía.
Catalina sabía casi todo sobre su vida, y cuando le preguntaba, Luna no se hacía la desentendida.
—Deberías saber que ahora eres una persona desaparecida. Cuando pase el cuarto año, el tribunal te declarará muerta. ¿Y entonces, a quién le quedarán las acciones de la familia López? —Catal