En los días siguientes, no hubo noticias, día tras día.
Luna pasaba sus días en casa, hojeando la lista de programas de televisión. Estaba especialmente atenta a los movimientos de Celia.
Los canales de televisión promocionaban extensamente la actividad de la embajadora de caridad, con cobertura diaria. Debido a que implicaba el bienestar de los niños con discapacidad, la ciudad lo tomó con gran seriedad. Celia aparecía con frecuencia en la televisión, sonriendo radiante y sin malicia.
Cada vez que Luna veía el rostro hipócrita de Celia en la pantalla, se agarraba desesperadamente a la almohada, conteniendo su ira.
Ese día, Luna miraba un boletín de noticias en la televisión. Una noticia captó su atención.
Dos veteranos del mundo empresarial de Cantolira, Raúl y Simón, habían sufrido recientemente un impacto de capital extranjero, provocando una fuerte fluctuación en sus acciones. En solo diez días, las acciones se desplomaron y el valor de mercado se evaporó en cientos de miles de mil