Capítulo 25: Una salida.
Sibelle
Él pasa a su lado como si no la hubiera visto, yo, por vergüenza, escondo mi rostro en su pecho.
Él toma el ascensor para dirigirse a su habitación, una vez allí, se acuesta conmigo en la cama, su sexo todavía en mí. Empieza a golpearme.
-Anoche no me di mi dosis, pero, no te preocupes, me pondré al día, voy a follarte tanto que no podrás caminar durante días.
Me folla con ardor, y todavía vestido, finalmente se retira, se levanta y empieza a desvestirse, lo miro.
una vez desnudo, contemplo ese cuerpo de Dios, brillando de sudor, con su sexo bien erguido atestiguando su deseo.
Una vez desnudo, se arrastra sobre mí y, de un tirón, rasga mi vestido, salto de sorpresa ante su brusco movimiento, me encuentro desnuda ante sus ávidas miradas codiciosas.
-Ponte boca abajo.
Me ejecuto, apresuradamente, ofreciéndole mis nalgas mojadas por mis fluidos.
Recibo una primera palmada en el trasero, gimo de deseo, me da una segunda palmada, que me hace mojar más, otra palmada, me sonroja las