Sibelle
No quiero entregarme a él, pero ¿cómo negarme? Tiene la vida de mis padres en sus manos, puede matarlos cuando y donde quiera. ¿Cómo pueden existir personas así en este mundo? Estoy perpleja ante la injusticia de este mundo.
- Me duele mucho el trasero, por favor señor, ¿puede esperar solo un día?
- ¿Crees que puedes hacerme esperar mucho más, para poder cogerte? No sirve de nada hacerme perder más tiempo, mi reina, hagas lo que hagas, esta noche serás mía.
Termina de desvestirse y empieza a acercarse a mí,
- Pero, pero no estoy lista, por favor.
- Nunca estarás lista para entregarte a mí, pero te ayudaré a entregarte a mí, mi niña, dime, eres la hijita de tu papá, ¿verdad?, ¿no eres mi niña, mi última niña, mi joya más hermosa, mi tesoro más preciado?
Ven, niña, papá te cuidará.
Papá te enseñará a hacer el amor, papá te enseñará a satisfacerlo como es debido.
Me besa los dedos de los pies, m****a,
" mis dedos del pie ", me besa los dedos de los pies uno por uno, luego sus labios se posan en mis piernas, que mordisquea, que acaricia.
Se sube encima de mí y me separa bien las cuisses, que muerde, intento resistirme, no quiero darle el placer de saber que aprecio sus atenciones.
Con sus dos manos me separa los labios pequeños de mi anatomía, se toma su tiempo para mirar bien, luego se inclina y huele el olor que desprenden mis fluidos.
- Hueles tan bien, preciosa mía.
Con la lengua, me besa los labios, los lame ávidamente, ha, sí... sí...
Sigue lamiéndome con fervor.
Termino dejando escapar un gemido, que él aprecia, mucho.
- Papá te hará disfrutar esta noche, gritarás mi nombre, mi niña, disfrutarás de mis atenciones.
Tira de mis secreciones, las saborea con la lengua, me encanta tu sabor, eres sabrosa.
Suena el teléfono y nos interrumpe, no responde,
- Señor, su teléfono.
- ¿No ves que estoy ocupado? Tengo algo mejor que hacer ahora mismo que coger un maldito teléfono.
Y yo quisiera que descolgara, para poder deshacerme de él, ahora.
Suena el teléfono de nuevo, se corta
luego suena de nuevo.
Finalmente descuelga,
- ¿Qué? ¿Qué os pasa para molestarme así?
No oigo lo que dice la persona al otro lado del teléfono, pero parece serio.
- ¿Cómo ha podido ocurrir algo así? Preparen el jet, ya voy.
Se levanta, va a la ducha, se lava y sale.
- Quédate tranquila, esta noche te has librado por poco, pero es un aplazamiento hasta nuevo aviso.
Me voy de viaje. Pórtate bien, si no, papá te dará un escarmiento.
Mañana, mi asistente vendrá a buscarte para ir a la empresa, te familiarizarás con las cuentas y el personal de la empresa.
Se viste rápidamente y sale.
Por fin, hoy me he librado bien de él.
M****a, olvidé pedirle algo, me pongo un albornoz, que me pongo rápidamente. Y corro tras él, tomo rápidamente el ascensor y bajo a la planta baja, lo veo que se dispone a entrar en el coche, grito:
- ¿Señor?
Se detiene y se da la vuelta para mirarme, corro para alcanzarlo.
- ¿Qué ocurre?
- ¿Quisiera saber si puedo llamar a mis padres, en tu ausencia?
- ¿Para eso sales desnuda?
- No estoy desnuda.
- ¿Has olvidado lo que le pasó a Jennifer?
- No, señor, yo... yo...
- Cállate.
Saca un arma del bolsillo de su chaqueta y dispara a un guardia a mi derecha, doy un grito.
- Meted vuestros ojos en vuestros culos
Sabéis que odio que miren
lo que me pertenece. ¿Coméis en el mismo plato que yo?
- No, señor.
Responden todos a la vez, con la mirada en el suelo.
- Sabéis que tengo cámaras en toda esta casa, si veo
a alguno de vosotros mirando, aunque sea unos segundos, mi perla, os lo haré arrepentir a vosotros y a vuestra familia.
Sabéis que no digo nada al azar,
lo que digo, lo hago.
Se acerca a mí,
- Y tú, cariño, no quiero verte así de escotada en mi ausencia, debes ser seductora y sexy cuando estoy presente
para placer de mis ojos. Pero, en mi ausencia, debes ocultar, preservar lo que me pertenece. Mañana, mi secretaria te dará un teléfono, para que pueda contactarte y verte. No puedes llamar a tus padres en mi ausencia.
Me besa en la sien y entra en el vehículo.
- Pórtate bien, amor mío.
- Me portaré bien, señor.
Subo de nuevo a la casa y decido ir a ver a mi hermana.
Llamo a su puerta
- Andrea, ¿estás ahí?
- Sí, ya voy.
Abrió la puerta y la abrazo
- Entra, cariño, ¿dónde has dejado a tu príncipe azul?
- Acaba de irse de viaje, menos mal para mí, porque esta noche pasaba a la sartén, Dios ha escuchado mis oraciones.
- Ja ja ja, qué graciosa eres, tus esfuerzos son en vano, porque pasarás tarde o temprano a la sartén, así que más vale que te acostumbres.
- Más vale tarde que nunca. No tengo intención de ser su puta preferida.
- Oh, cariño, por favor, no te crees problemas, ya estás en la boca del lobo, ¡y quieres imponer tu ley!
¿Crees que es posible? Ya estás en sus manos, has sido testigo del castigo de Jennifer, ¿y qué quieres hacer?
¿Rebelarte? ¿Quejarte? No, cariño.
Debes ser más astuta que eso.
- ¿Cómo así?
- Vives en la casa de Satanás, que puede convertirse en un ángel si sabes cómo hacerlo.
- Puedes ser más explícita, no entiendo nada de tu jerga.
- Muy bien, te lo explicaré. Sabes que una mujer puede tener todo lo que quiera, hay que saber cómo hacerlo. Hay que ser astuta. Hay que ser muy dulce y al mismo tiempo muy salvaje en la cama. Pero en diferentes momentos.