Un par de días después del entierro, Valentino se halló en medio de una conmoción dentro de las oficinas de la empresa. Había altercados, reclamos de los empleados y un caos que crecía a cada minuto. Los periodistas, sin perder tiempo, se presentaron en las puertas para pedir explicaciones a quienes protestaban frente a las sedes centrales. La respuesta que daban los trabajadores era que habían sido despedidos injustamente por una supuesta necesidad de recortes de personal y presupuesto. Sin embargo, no creían aquel motivo siendo una multinacional reconocida. Además, no circulaban noticias que indicaran que la empresa estuviera en mala posición; no se les habían enviado los telegramas formales ni tampoco una reunión con los directores. ¡Nada! Simplemente llegaron y se encontraron con guardias que les impidieron el paso con el mensaje de que ya no necesitaban sus servicios. Ante aquella forma irrespetuosa y carente de tacto, los trabajadores decidieron no irse e iniciar protestas que l