Al día siguiente, Valentino se presentó de mal humor a la oficina del abogado de su difunto padre. Esa vez se aseguró de llegar temprano para calmarse y no pensar en todas las maneras en que podría destruir el rostro de su hermanastro, quien no había hecho más que meter la pata en un solo día.
En las noticias de aquella jornada se leía que Golden Earth estaba próxima a convertirse en una empresa no confiable, y se corría el riesgo de que sus números cayeran por lo ocurrido con los empleados despedidos. Los que solicitaban sus servicios no querrían contar con ellos en el futuro si el manejo interno se veía inestable desde un principio sin el mando de Giorgio De Lucca, dando de qué hablar acerca del pésimo control del que, por el momento, estaba a cargo; y ese era él. Su rostro —no el de Vittore— era el que aparecía en las pantallas, caracterizándolo como un mal servidor para quienes habían ido en busca de su ayuda y terminaron siendo eliminados sin razón, dejando sin un plato de comida