La nebulosa que obstaculizaba todo pensamiento de razón se mantenía en vilo.
Era como estar volando de un lado a otro, en una montaña rusa de emociones, yendo y viniendo: todas a la vez.
Un torbellino de sensaciones sin palabras. Absorbida por las caricias de ese hombre en todo su cuerpo, que recientemente, había convulsionado de una manera como nunca jamás imaginó. Inexplicable era el modo en el que sus sentidos captaron todo aquello, guardando en su mente cada minuto de ese acto. Incluso cuando él la instaba a decir su nombre; nombre que sabía, pero se negaba a nombrarlo en voz alta y a aceptar que esa primera experiencia fuera con él. Exclusivamente él.
¿Por qué?
Había oído de ese momento mágico que podía hacerte estremecer hasta la médula con alguien que supiera llevarte hasta ese punto de placer inimaginable.
Y él… él lo consiguió sin esfuerzo, sin necesidad siquiera de quitarse la ropa, mientras ella, prácticamente desnuda de cintura para abajo y con las faldas alzadas, se ent