Kelly se levantó muy temprano para prepararse con tranquilidad antes de despertar a Killian y llevarlo al colegio. El fin de semana había sido bueno para su espíritu caído y también para recaudar un poco más de dinero gracias a las propinas. Luego tendría que hacer cuentas e intentar algún recorte que la ayudara a ahorrar un poco más. Las medicinas que su hermano debía consumir debían prolongarse por un corto tiempo, y aquello tendría que sumarlo a la lista de compras.
Suspiró mientras ataba su cabello en una coleta alta. No había más remedio que salir a buscar empleo un poco más lejos de su hogar y de lo acostumbrado. Quizás debía dejar su viejo coche y tomar el metro para evitar que se lo robaran.
Luego de preparar el desayuno del pequeño, colocando a un lado las pastillas que debía tomar antes de comer, llamó a la puerta de la habitación antes de ingresar. Había establecido la regla de llamar antes de entrar, y debía respetarla, o su hermano pegaría el grito al cielo si estaba desp