La mañana siguiente, Macarena se arregló rápidamente y salió rumbo al atelier de moda para buscar su vestido de boda. Había imaginado tantas veces ese momento; recibir el vestido, arreglarse para la boda, casarse con el hombre que amaba…
Pero nada de lo que había soñado era real. Sólo estaba cumpliendo con un simple formalismo, con una parte del plan que Jeremías había orquestado para desenmascarar a Lucas frente a todos.
Macarena bajó del taxi y entró al atelier. René la estaba esperando sentado en su sillón, bebiendo su habitual taza de te. Apenas la vio, ladeó una sonrisa burlona que no logró disimular.
—Por fin llegas. —dijo en un tono cargado de sarcasmo.— Aquí tienes —dijo, entregándole una caja rectangular envuelta con delicadeza.
—Sí, disculpa la tardanza. Había algo de tráfico en la autopista.
René enarcó una ceja con incredulidad. Sabía que sólo la gente pudiente vivía en aquella zona. Sin embargo, hasta donde tenía conocimiento, ella no estaba viviendo en la mansión de l