Capítulo 103
Rebeca Miller
Eva iba jugando feliz con su oso de peluche entre sus manitas pequeñas. La veía sonreír, hablarle en susurros y reírse sola como si su muñeco pudiera contestarle. Esa inocencia me partía el alma y, al mismo tiempo, me daba un respiro en medio de tanta confusión.
A mi lado, Charles estaba sumido en su teléfono. Sus dedos se movían rápido sobre la pantalla, pero lo que más me inquietaba era su rostro. Su mirada se veía distante, oscura… como si estuviera en otro mundo. Había algo en él que no andaba bien, podía notarlo. Su ceño fruncido, el leve temblor en la comisura de su boca, incluso la forma en que respiraba… todo gritaba que algo lo preocupaba. Y aunque por dentro ardía de curiosidad y, quizás, de miedo, preferí no preguntar nada. No quería abrir una puerta que tal vez no estaba lista para cruzar.
El auto avanzaba en silencio, solo interrumpido por la voz suave de Eva tarareando una canción inventada. Yo la observaba, acariciaba de vez en cuando su cabel