Capítulo 102 – Rebeca Miller
El amanecer nos encontró allí, en la misma habitación de hospital que había sido testigo de mi desesperación la noche anterior. Eva dormía tranquila; su respiración acompasada me daba un poco de paz. Yo me había quedado acostada a su lado, observando cada movimiento de su pecho, como si necesitara confirmar una y otra vez que seguía con vida.
Apenas giré la cabeza, lo vi. Charles estaba en el sillón, dormido de forma incómoda, pero con la mano pequeña de nuestra hija firmemente entrelazada con la suya. Esa imagen me desarmó por dentro. Durante tanto tiempo lo creí incapaz de algo tan simple y tierno, y allí estaba, como si jamás hubiera soltado a su hija desde que la fiebre la dobló.
Me incorporé con cuidado, tratando de no despertarlos. Sin embargo, el leve crujido de la cama bastó para que Charles abriera los ojos. Me miró, todavía con el cansancio en su rostro, y murmuró:
—Buenos días.
No supe qué contestar más allá de un leve asentimiento. No quería da