Todo parecía ser la peor pesadilla de toda mi vida, pero era mi completa realidad. Amanda me odiaba y todo el mundo me señalaba. Volví a mi casa y era imposible apartar el encuentro con ella, ese breve momento en el que las palabras que salían de mi boca no tenían ningún sentido y las suyas me lastimaban el corazón. Me había equivocado como nunca antes, pero no sabía cómo remediarlo, aunque en realidad quizás no hay cómo hacerlo.
Intenté respirar profundo, entender y procesar todo lo que estaba pasando y aunque quería saber cómo los medios se habían enterado de todo, al final era lo menos importante.
Tenía mi móvil en silencio y continuaban las llamadas incesantes de Matt, Angie, números desconocidos e incluso Nora. La hora no parecía ser un limitante en ese momento. Lo único que sabia era que al día siguiente todo iba a ser peor, pero era algo que debía enfrentar.
Amanda no se apartaba de mi cabeza, sin embargo, aunque no podía hacer nada para recuperarla, solo podía protegerla de la