De tanto llorar me quedé dormida, al despertar me sentía desorientada, como si todo hubiera sido una horrible pesadilla, pero no, era mi verdad. Me senté en la orilla de mi cama, mis ojos me ardían, y la cabeza me daba vueltas. Nunca me había sentido tan mal en mi vida, pero no físicamente, sino el dolor tan inmenso y extraño que sentía mi corazón.
Me puse de pie y recordé las palabras de Alison “Te enamoraste de los dos”, era una locura, pero quizás estaba cerca de una gran verdad que me negaba a aceptar. Pensar en Fabián me hacía sentir un extraño ardor en todo el medio de mi pecho, un acelerar descontrolado de los latidos y un inconsciente movimiento de mis labios.
Quizás era imposible tapar el sol con un dedo, pero para mí, ya estaba hecho. Mi corazón no podía sentir nada por él, prácticamente ni lo conocía, pero saber que era el mismo hombre misterioso le daba otro sentido que no quería.
Volví a mi terrible realidad y recordé el encuentro con el Dr Beltrán. De nuevo sentí que un