"Me casé con el comandante" cuenta la historia de Aria, una joven loba de la manada Luna Menguante, cuya vida da un giro inesperado al verse forzada a llevar a cabo una misión diplomática que nadie quiere: debe convencer a la temida manada Sombra Nocturna de renovar un antiguo tratado. Sin mucha fe en sus habilidades ni respaldo de su familia, Aria se embarca en esta peligrosa tarea, pensando que la han mandado a un sacrificio disfrazado de misión. Sin embargo, en medio de intrigas y desafíos, termina casada con el imponente comandante de Sombra Nocturna, un guerrero tan serio como feroz. Su llegada a la nueva manada marca el inicio de una serie de aventuras, peligros y desafíos que la harán cuestionarse sus propias fortalezas y su lugar en el mundo.
Leer másARIAEstoy sola en este maldito dormitorio. Las paredes parecen encogerse a mi alrededor y el silencio es insoportable, pero lo único que puedo hacer es intentar dormir. Aunque, honestamente, los nervios no me dejan ni parpadear. Mi mente no para de dar vueltas y vueltas, pensando en Seik.De repente, escucho pasos suaves que se acercan. La puerta se abre y aparece una vampira. Una vampiresa preciosa, de largas piernas y piel de porcelana. —Te traigo la comida —dice con una voz que denotaba indiferencia.La miro y, sin pensarlo mucho, le suelto:—Antes de que me la des, ¿me puedes soltar las esposas? No puedo comer con las manos atadas.Ella me mira con duda pero después de un momento, suspira pero cede. Lo más seguro es que no quiera darme de comer ella misma.—Come rápido, no tengo todo el día —advierte, mientras se acerca con una llave.Cuando abre las esposas, disimulo.Espero. Dos, tres, cuatro… y entonces actúo.Sin darle tiempo a reaccionar, me giro y le arreo un codazo directo
SEIKUn Zacarias moribundo apoyado en un soldado más joven se estaba dirigiendo hacía mí y un pensamiento alarmante cruzó por mi mente en una milésima de segundo.‘Aria…’Otro soldado corrió a su encuentro, sosteniéndolo por el brazo libre mientras trataban de mantenerlo en pie. Kevin, que también observaba la escena con el rostro tenso, me apretó el hombro derecho, quizá alertado por el ritmo acelerado de mi respiración… o por los latidos desbocados de mi corazón.Sentí las miradas de todos los presentes clavarse sobre mí, pero no pude apartar la vista del recién llegado.Cuando Zacarías llegó hasta donde yo estaba, escupió una gran cantidad de sangre, manchando el suelo con un sonido húmedo que revolvió el estómago a los más jóvenes.Una herida profunda en su cuello destacaba entre todas las demás, brutal y mal cerrada.Y con el único ojo que aún mantenía abierto, me miró con una tristeza tan profunda que me bastó para entenderlo todo.No traía buenas noticias.—¿Ella? ¿Dónde está e
ARIAEl silencio reinaba absoluto en el bosque, pesado y casi palpable.Los rastreadores nos posicionamos en puntos estratégicos para cubrir cada rincón del territorio. Avanzábamos en parejas; así era más seguro y eficiente. Zacarías y yo nos movíamos con rapidez y precisión, coordinados como una sola unidad.El aroma intenso de la naturaleza llenaba mis fosas nasales mientras escudriñábamos el terreno, atentos a cualquier señal de amenaza. Gracias a los hechizos de las brujas, nuestro olor estaba enmascarado, un escudo vital para mantener nuestra presencia oculta antes del inevitable enfrentamiento.Cada paso era calculado, cada sonido medido, conscientes de que el menor error podía delatarnos.El sol se desvanecía entre las copas de los árboles, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y ocres. Estábamos empezando a tomar posiciones fijas dentro del bosque. Me apoyé contra el tronco rugoso de un árbol, para darme unos minutos de descanso. Hice un gesto a Zacarías para que siguiera sin
SEIKKevin abrazó a Aria con familiaridad y le dio un beso en la mejilla, luego me miró directamente, buscando mi reacción con esa sonrisa petulante que tanto le gustaba usar.Cada vez que nos cruzábamos, parecía que su pasatiempo favorito era irritarme… y lo lograba con facilidad. Aun así, sabía que era uno de esos pocos en los que realmente podía confiar.—Hola preciosa.—le dijo Kevin tocándole ligeramente la mejilla.Lo fulminé con la mirada y le di un manotazo para que dejara de tocarla. Aria soltó una risita, suave y luminosa, que fue como música para mis oídos.A pesar de la tensión que flotaba en el aire por la batalla que nos esperaba mañana por la noche, Kevin y sus soldados sabían cómo aliviar el ambiente. Los guerreros de ambas manadas se tomaban de las manos, se abrazaban, reían y hablaban con naturalidad. Su energía relajada contagiaba a los míos, aflojando poco a poco la rigidez que habían cargado todo el día.Kevin, al notar la llegada de mi Beta, bajó la cabeza y rió e
ARIA La semana está siendo una locura. Seik, Roberto y los soldados veteranos pasan horas encerrados afinando estrategias de combate o preparando a los más jóvenes. Otros miembros de la manada preparan los escondites para las familias, organizan provisiones y distribuyen los productos curativos que elaboran las brujas. Todo mientras acondicionan espacios para recibir a los hombres lobo forasteros que vendrán a ayudarnos. El ambiente está cargado de nervios. Y no es para menos: el destino de nuestra manada pende de un hilo. Mis entrenamientos con Zacarías se han vuelto más intensos y exigentes. Aunque los rastreadores no entraremos directamente al territorio del clan Kalo, estaremos apostados en los alrededores, listos para actuar como segunda línea de defensa o si algo sale mal. Mi cuerpo está al límite. Entumecido, tenso, dolorido. La verdad es que últimamente me siento más cansada de los normal, por eso, cuando finalmente tengo un momento de respiro, decido escaparme a las aguas
ARIADespués del almuerzo, Helena me llamó para comenzar los preparativos del encuentro con las brujas. Además de Kevin y otras manadas aliadas, la manada Sombra Nocturna mantenía una relación relativamente cordial con un aquelarre de brujas de la ciudad. Sin embargo, por lo que me habían contado, esa “amistad” solo funcionaba mientras hubiese dinero de por medio.No me sorprende, los aquelarres ya tienen sus propios problemas como para meterse en la de los cambiaformas o vampiros.No tardaron en llegar. En cuanto nos avisaron que habían cruzado el límite del territorio, ordenamos que las llevaran directamente a la sala de reuniones auxiliar. Estabamos esperandolas cuando alguien toca a la puerta y entra directamente.—Hola, hembras. El comandante me ordenó estar presente también.—Sientate entonces…—Helena lo miró y sonrio ligeramente divertida—pero cambia esa actitud dura o asustaras a las invitadas…—Lo intentaré…Kael siempre ha sido muy serio, y con todo lo que ha ocurrido últimam
Último capítulo