"Me casé con el comandante" cuenta la historia de Aria, una joven loba de la manada Luna Menguante, cuya vida da un giro inesperado al verse forzada a llevar a cabo una misión diplomática que nadie quiere: debe convencer a la temida manada Sombra Nocturna de renovar un antiguo tratado. Sin mucha fe en sus habilidades ni respaldo de su familia, Aria se embarca en esta peligrosa tarea, pensando que la han mandado a un sacrificio disfrazado de misión. Sin embargo, en medio de intrigas y desafíos, termina casada con el imponente comandante de Sombra Nocturna, un guerrero tan serio como feroz. Su llegada a la nueva manada marca el inicio de una serie de aventuras, peligros y desafíos que la harán cuestionarse sus propias fortalezas y su lugar en el mundo.
Leer másARIA
Hace 2 años… En la sala de reuniones de la manada Luna Menguante, se reunían las figuras más importantes o influyentes de la manada, cada una ocupando su lugar con una presencia imponente. En el centro de la gran mesa, se encontraban los guerreros de la manada, en su mayoría machos, aquellos a quienes se respetaba y, en ocasiones, se temía; su sola presencia llenaba el ambiente de autoridad y reverencia. Un poco más a la izquiera, se encontraban los lobos con linaje antiguo, cuyas características físicas y psíquicas eran superiores al resto. Estos lobos y lobas se encargaban de la política y administración de la manada, junto al Alfa y su heredero, quienes gobernaban sobre todos. Y, aunque parezca increíble, en esa sala también estaba yo… observando a esos imponentes lobos, mientras intentaba, sin mucho éxito, descifrar qué había hecho para terminar en medio de tanta solemnidad ¿Había perdido alguien una apuesta o simplemente necesitaban un relleno de último minuto?. Las mentes brillantes de la manada estaban discutiendo sobre asuntos de dinero y mi Maestro les miraba con cara de pocos amigos. Mi maestro, Cornelio, es un hombre lobo respetado de 60 años, viudo, con una piel pálida y una larga cabellera blanca. Se encarga de dirigir al grupo de almas desafortunadas que trabajan en la administración de la manada, además de ser uno de los consejeros del Alfa. Es un hombre lobo muy estricto, que me acogió cuando tenía quince años y me enseñó tareas relacionadas con la administración, redacción de contratos, gestión de recursos, entre otras cosas. Básicamente, se ha encargado personalmente de mi formación, preparándome para la profesión más ‘apasionante’ del mundo. En la sala de reuniones, donde las decisiones marcaban destinos, una mirada rápida del Alfa bastó para que todos callaran. ¿Por qué yo estaba allí, rodeada de figuras que decidían el futuro de la manada?Estos asuntos me parecían más aburridos que ver crecer la hierba, después de todo, la manada siempre me ha dejado de lado, así que, ¿por qué debería importarme sus problemas ahora?.
Traté de no perderme en mis propios pensamientos, cuando de repente, mi maestro levantó la voz, buscando a alguien en la sala con la mirada y dijo contundentemente: —Bueno, ¿alguien me va a decir por qué mi aprendiz está aquí?. El Alfa Lucciano fue el primero en hablar, su voz resonando en la sala con autoridad. —Como sabes, el conflicto en los lindes de nuestra manada se agudizaba con cada día que pasa, con el dinero escaseando, las patrullas se ven reducidas, y no podemos mantener una vigilancia constante… —¿Y qué pinta Aria en todo esto?—dijo mi Maestro cortando el discurso del Alfa. El sarcasmo brotó de sus labios, al rato, se puso tenso, sabe que es una falta de respeto hablarle así al Alfa. La atmósfera se volvió pesada, y sentí las miradas de los presentes clavarse en mí, sobre todo la de aquel hombre, mi padre, que actuaba con indiferencia. Mi padre, el beta de la manada, es el hombre más frío y autoritario del mundo, o quizá solo era así conmigo. Claro, ¿cómo no iba a ser así? Yo era la hija de la Omega, esa mujer que lo embrujó. Así lo había dicho él mismo, casi con desprecio. Se había acostado con mi madre porque, según él, “no estaba en sus cabales” y de esa noche de locura, nací yo: una hija ilegítima y débil. Que injusto, porque…¡vamos! no soy yo quien debería cargar con las consecuencias de su “pequeño desliz”. Si no quería tener una hija que le recordara su torpeza, ¡que se hubiera asegurado de usar protección! Pero claro, en lugar de eso, aquí estaba yo, lidiando con su mal humor y su incapacidad para aceptar la realidad. Maldición, lo odiaba. Odiaba su desprecio, su indiferencia, y cómo su propia falta de amor me recordaba que ni siquiera merecía su atención. He de decir, que mi familia no me maltrataba (seguramente por el qué dirán), pero yo les era indiferente. Mi padre hacía claras distinciones entre mis hermanos y yo, y prácticamente desde que nací no he tenido opción de elegir. Día tras día, solo me limito a obedecer las órdenes de mi padre, sin cuestionarlo.EPÍLOGO 2 FINALKATRINAKael se endereza de golpe y retira sus manos de mi cuerpo.Mi madre se acerca, observando de arriba abajo al hombre lobo que tengo al lado.—Señora. Un gusto. Me presento formalmente: soy Kael, comandante de la manada Sombra Nocturna.—Sé quién eres. Lo que no tengo claro es qué quieres de mi hija —dice, seria.—Quiero casarme con ella —responde sin vacilar.—Este hombre no se anda con rodeos…—dice mi madre.—Nop —respondo, asintiendo con la cabeza.Mi madre no me mira. Sus ojos siguen fijos en Kael.—¿Y se puede saber cómo pretendes hacer eso? —pregunta con tono seco—. ¿Casarte con mi hija así, sin más? ¿Llevártela lejos de su familia, de sus responsabilidades?Kael no se inmuta.—No tengo intención de “llevarme” nada. Katrina no es una cosa que se roba. Es una mujer libre.Mi corazón da un vuelco.Mi madre entrecierra los ojos.—Qué conveniente. Justo ahora que ella estaba empezando a aceptar lo que es. Su deber. Su lugar aquí, en el aquelarre.El semblante de
KATRINAEsa frase me hace estremecer de placer.Gimo de necesidad, sin poder evitarlo, y Kael apoya su miembro contra mi centro, empujando apenas. Al principio duele... pero conforme avanza, poco a poco, mi cuerpo se va adaptando al tamaño de un hombre lobo.Cuando lo miro a los ojos, noto algo distinto: una presencia salvaje.Su lobo.Me sonrojo. No sabía que podía conectar con él… con su otra mitad.Kael me regala una sonrisita y me besa, un beso profundo que me deja sin aliento justo cuando termina de enterrarse por completo.Gime, echa la cabeza ligeramente hacia atrás y se muerde el labio inferior.—Hembra… joder… qué bueno es esto. Me encanta.Y entonces, sus embestidas se vuelven más duras. Una y otra vez Kael entra y sale de mí robándome la respiración. —No sabes cuánto me gustas…Nuestros gemidos llenan la habitación.Tengo que hacer un gran esfuerzo para no rendirme del todo al placer que me atraviesa como una ola ardiente. Es demasiado pronto.Como si pudiera leer mi mente
EPÍLOGO 2KatrinaVARIOS MESES DESPUÉSLa reunión de hoy no va a ser precisamente la más divertida del mundo. Como siempre, las brujas se reunirán con otros seres sobrenaturales para discutir cosas que según ellos son de suma importancia. Vendrán los elfos, hadas, cambiaformas y algún miembro del consejo—algún anciano decrépito de más de 100 años—y por último, pero no menos importante magos.Ah, los magos Nunca se han llevado bien con las brujas. Especialmente los más viejos, los ‘sabios’ del grupo, pero que en realidad no pierden oportunidad de buscar pelea. Siempre encuentran alguna excusa para discutir con nosotras y, cómo no, terminar sugiriendo un duelo mágico… lo cual, si llega a pasar, probablemente nos deje sin edificio.Spoiler: ganaríamos nosotras.¿Y yo? Estoy aquí porque mi madre lo ha decidido. Si fuera por mí, estaría en cualquier otro sitio haciendo cualquier otra cosa. Pero ya sabes cómo es esto: nadie le dice que no a la matriarca del Aquelarre más importante de todo
EPÍLOGO 2 Katrina La ceremonia de ascensión de la nueva Luna y el Alfa dio paso a un banquete colmado de comida, risas y música y, sinceramente, eso era justo lo que necesitaba después de jornadas de trabajo agotadoras. Después de unas copas de más, mis ojos encontraron un punto fijo en la sala: él. Ese hombre lobo tenía algo que no me dejaba apartar la mirada. Su cuerpo era imponente, con una espalda amplia y una cintura firme que se afinaba en unas piernas fuertes, capaces de destrozar a cualquiera en combate… Pero he de admitir que lo que más me gusta son sus ojos rasgados de color avellana. Aria, la nueva Luna de la manada Luna Menguante, me dice algo gracioso y consigo soltar una carcajada, apartando la vista de él por un momento. Quizá sea lo mejor, porque ya estaba empezando a notarse demasiado que me gusta. Pero claro… justo cuando salimos a la pista de baile, mis ojos vuelven a buscarlo. Ahí está, apoyado en la barra, charlando con otros hombres lobo de algo que segu
EPÍLOGO 1 KEVIN Tocado y hundido. Le sujeto de ambos hombros para estabilizarme mientras inclino la cabeza para morderla. Cuando acerco mis colmillos a su cuello, el placer me sacude como un muñeco de trapo... eso hace que libere un poco de líquido preseminal. Si esto sigue así, acabaré corriéndome en los pantalones como un adolescente. Deslizo los dedos por su cuello, acariciándolo despacio, intentando —en vano— calmar la oleada de excitación que me consume. Pero entonces ella se pega aún más a mí y frota su culo contra mi p**, encendiéndome por completo, un gruñido ronco me vibra en la garganta justo antes de clavarle los colmillos. La formación del vínculo de pareja me atraviesa la columna con un escalofrío ardiente y casi doloroso por el placer excesivo. Ella gime, y puedo ver cómo la piel de su cuello se eriza bajo mi lengua. Cuando termino, lamo la herida con cuidado y la observo. Sus ojos me parecen lo más hermoso que he visto jamás; toda ella es una visión angelical
EPÍLOGO 1KEVIN Esta hembra me está matando.Puedo sentir a mi lobo retorcerse dentro de mí, irritado, furioso porque me aparto de la hembra que más desea.No es solo él. Yo mismo la he estado deseando durante tantos años que ni siquiera recuerdo cuándo empezó.Cada vez que he intentado acercarme a ella, me ha esquivado… y no la culpo. Sé lo seria que es con el amor, lo clara que tiene la idea de lo que quiere, mientras yo cargo con una reputación que parece imposible de arrancar.Recuerdo la primera vez que vino a Sombra Nocturna. Cuando la vi, pensé que estaba contemplando a una diosa griega… o tal vez a una ninfa de cabellos oscuros y mirada altiva. Pero luego descubrí que no era solo su físico. Me atrapó su forma de ser: su empeño en salir adelante, lo trabajadora y apasionada que era con su carrera de moda, cómo se esforzaba por destacar por mérito propio.Aún puedo verme sentado en la biblioteca solo para observarla de lejos, fingiendo que estaba leyendo cuando en realidad solo
Último capítulo