Me giro sin saber porque no encuentro mi acomodo, pero, un tintineo me hace despertar, aturdida, abro mis ojos notando que el causante de ese tintineo está a mi lado sentado en una silla mientras me observa sonriente.
— Buenas noches, esposa. — dice Maximiliano sonriente, mientras toma un poco de licor.— ¿Has llegado hace mucho tiempo? — pregunto confundida mientras agarro mi teléfono.— No lo sé, no he contado el tiempo en que te veo durmiendo.— Son las dos de la mañana. — digo aturdida.Maximiliano se encoje de hombros demostrando que poco le importa ello cuando parece entretenido bebiendo mientras me ve dormir.— ¿Has cenado? — pregunto y él niega.— La vida es tan injusta. — dice Maximiliano y yo me siento frente a él porque parece herido de más de una manera.— ¿Qué injusticia ha realizado