Realmente es muy placentero ver como Maximiliano se entretiene observando las tortugas, los delfines y como nuestra hija aplaude sonriente sin saber realmente que es lo que está sucediendo.
Mi suegro también se encuentra maravillado por todo lo que hay a nuestro alrededor, por lo que yo disfruto de la hermosa vista que tengo al ver que ellos no se ven como mis obsesivos cuidadores o como los hombres de la mafia que son, sino como miembros de una familia que están pasando un rato agradable en el acuario.
— ¿Es posible pasar todo el día aquí?
— Si eso es lo que deseas…
— Ya lo sé, mis deseos son órdenes. — digo completando la oración que mi esposo disfruta mucho mencionar.
— ¿Te molesta que sea tan complaciente contigo, querida esposa? — pregunta Maximiliano indignado y yo de inmediato niego.
Lo que menos quiero es que deje de ser amoroso conmigo, aunque sus muestras de afecto muchas veces rayan a lo excesivo, las quiero. Porque así es como él muestra su amor y yo no puedo c