Aunque el auto conduce normalmente, cuando llegamos al lugar ya veo a los dos hombres de la familia observándome con molestia. Se nota que no condujeron sino que volaron en esos pobres vehículos para poder llegar antes de tiempo.
— ¡¿Se puede saber qué estabas haciendo?! — grita Maximiliano enojado. — Baja la voz, vas a causarle dolor de cabeza. — dice su padre pero se ve tan molesto como Maximiliano. — ¿Es que cómo es posible que ella se marche sin nosotros? — pregunta Maximiliano caminando de un lado a otro. — Ya deja tanto drama que sabían perfectamente dónde estaría y si me marché, era porque ustedes seguían discutiendo por tonterías. Me bajo del auto para sacarle los gases a mi hija mientras ellos solo me siguen como dos sombras molestas que no me dejan en paz aunque haya oscuridad por donde yo avanzo. Cuando llego al consultorio donde me van a hacer todas las pruebas, entregó a mi hija aunque no me agrada del todo y lo acepto porque sé que deben realiz