Nuevamente tengo una razón para estar completamente agradecida por mi esposo, un hombre que sin yo pedírselo me ha concedido uno de los deseos más grandes que tenía: ver a mi hermana y que ella conociera a mi hija.
— Sé que debía consultártelo primero, pero…
— Para este tipo de sorpresas no necesitas consultarme algo. Muchas gracias, Maxi. Te agradezco enormemente esta maravillosa sorpresa que me has dado. — digo abrazándolo con fuerzas.
— Aunque tu hermana me ha dejado agotado, realmente me complace mucho tenerla aquí con nosotros. — dice Maximiliano suspirando profundo y yo me alejo de él para darle un beso que se merece completamente.
De inmediato, este hombre lujurioso no pierde el tiempo y me agarra con fuerza el trasero al punto en el que yo debo ahogar un gemido y alejarme de él para cubrir mi boca porque no quiero mostrar un espectáculo lujurioso desde el balcón.
— Por favor, no interrumpas nuestro magnífico beso, por favor. — implora Maximiliano y yo sonrío.
— ¿No se su