Somos unos lujuriosos, de eso no tengo dudas porque cuando deberíamos estar durmiendo después de un día agotador, lo que estamos haciendo es follar, pero, ninguno de los dos muestra molestia en ello.
Estamos disfrutando tanto que no puedo evitar sentirme en el paraíso, donde mis errores y todo el daño que nos hicimos no nos toca. Axael, es la mujer que se ha moldeado tan perfectamente que yo cambie mi forma y los dos encajamos sin tanta prisa.— Por favor, no te detengas. — dice ella cuando la humedad se desborda y su coño me aprieta demasiado.— Acabas de correrte, Axael.— Pero, eso solo la primera vez. Sé que puedes darme más, mucho más. — dice ella y yo quiero correr para poder calmar las increíbles ganas que tengo de darle unas fuertes nalgadas por provocarme así.‘Axael va a matarme o quizás, causará la muerte de los dos y pobr