Con mi hija en buenas manos al estar con mi padre y Axael demasiado sincera para parecer cierto, entro a la ducha y reviso que la silla para bañarla no este fría mientras ella me da nalgadas reafirmando que no es ella.
— Que rico. — dice Axael.— Oye, ¿Qué rayos te está sucediendo hoy? — pregunto confundido.— ¿No puedo mirar de forma pervertida a mi esposo? — pregunta Axael.— Sí, solo tú puedes… pero, estás menos cohibida. Es extraño.— Te diré lo que es extraño, ¿Cómo pude durar tanto tiempo siendo virgen? ¡El sexo es magnífico!— Oye, ¿recuerdas que estás hablando con tu esposo, verdad? — pregunto porque estoy por sospechar que habla del sexo con cualquiera y no conmigo.Ella se levanta y me agarra el rostro con ambas manos para besarme con brusquedad, ale