De inmediato, corro aunque mi cuerpo duela de tantas cosas que he pasado y Axael corre detrás de mí, por lo que, saltamos por las sillas, la cama e incluso, parte de la cabina, mientras Axael me persigue.
— ¡Aquí te va tu serpiente cascabel! ¡Mira cómo me deslizo, desgraciado! — grita Axael mientras los chicos se esfuerzan por no reírse.— ¡Lo siento! ¡Lo lamento mucho! — grito, pero, Axael no se detiene.Para no morir en manos de mi esposa, la agoto aunque ella me lanza todo lo que encuentra a su alrededor. Por eso, solo cuando ya está lo suficiente cansada para sentarse e incluso vomitar, es que me acerco a ella.‘Creo que mis ideas suicidas ahora se han concentrado en hacer enojar a mi esposa.’ Me digo mentalmente.— Dormiré un poco para recuperar energía. — dice Axael acomodándose en la silla.— Está bie