En el pasado pude sentir mucho miedo por lo que ven mis ojos, pero sabiendo que son ellos o nosotros, todo ese temor desaparece. Maximiliano nos está protegiendo y debo ser agradecida, por eso, lo abrazo, pero, él intenta apartarse.
— Aléjate de mí, estoy sucio. — dice Maximiliano y yo me muevo para quedar frente a él.— Entonces déjame limpiarte, quiero que esta sea mi recompensa por habernos cuidado. — pido y él permite que yo tome la esponja de baño y deteniendo la lluvia artificial lo enjabone para limpiar la sangre que se ha pegado a su piel.— No deberías hacer esto, puede causar que vomites.— Yo no estoy pensando en la sangre si no, en que estoy enjabonando el cuerpo de mi esposo. Así que, no te preocupes, estoy disfrutando esto. — digo mirando a Maximiliano que me sonríe negando.— Eres sorprendente. — dice él y y