Las detonaciones continúan y por eso, Maximiliano se aleja de mí y quita los aparatos que con cables o de forma remota registran mis latidos del corazón, para después cargarme en sus brazos.
— ¡¿Qué estás haciendo?!— No puedo quedarme aquí contigo, este lugar ya no es seguro, así que, lo mejor es que nos marchemos. — dice Maximiliano de inmediato.— Espera un momento, no sabemos si nos van a atacar.— Usaremos las escaleras, ya mi padre debe saber lo que sucede y seguramente ha enviado ayuda para nosotros. — dice Maximiliano entrando a las escaleras.Confundida, porque sube y no baja que es donde deberían estar los autos, miro hacia él quien está concentrado en su camino.— Me llamas pajarita, pero no sé cómo volar. — le recuerdo.— Tranquila, mi padre debe tener un plan, él es experto