83. Rastros Bancarios
La comisaría olía a café frío y papeles viejos, una mezcla que me transportó inmediatamente de vuelta a los días del juicio contra Isabela y Alejandro. Clara caminaba a mi lado, sus tacones resonando contra el suelo de linóleo con un ritmo nervioso que reflejaba mi propio estado mental fragmentado.
—Señora Walker —una voz familiar me hizo girar la cabeza bruscamente.
El Detective Jara se acercaba con esa expresión profesional pero cálida que recordaba de nuestros encuentros anteriores. Su presencia me tranquilizó inmediatamente; al menos no tendría que explicar toda la historia del escándalo desde el principio.
—Detective Jara—respondí, sintiendo como mis hombros se relajaban ligeramente—. Gracias por recibirnos tan pronto.
—Por favor, pasen a mi oficina —nos guió por un pasillo que conocía demasiado bien—. Entiendo que tienen preocupaciones serias sobre el señor Undurraga.
Su oficina era exactamente como la recordaba: funcional, pero no impersonal, con fotografías familiares en el esc