83. Rastros Bancarios
Jueves, once de la mañana.
La comisaría huele a café frío y papeles viejos, una mezcla que me transporta inmediatamente de vuelta a los días del juicio contra Isabela y Alejandro. Clara camina a mi lado, sus tacones resonando contra el suelo de linóleo con un ritmo nervioso que refleja mi propio estado mental.
—Señora Walker —una voz familiar me hace girar la cabeza.
El Detective Ruiz se acerca con esa expresión profesional pero cálida que recordaba de nuestros encuentros anteriores. Su presencia me tranquiliza inmediatamente; al menos no tendré que explicar toda la historia del escándalo desde el principio.
—Detective Ruiz —respondo, sintiendo como mis hombros se relajan ligeramente—. Gracias por recibirnos tan pronto.
—Por favor, pasen a mi oficina —nos guía por un pasillo que conozco demasiado bien—. Entiendo que tienen preocupaciones sobre el señor Undurraga.
Su oficina es exactamente como la recordaba: funcional pero no impersonal, con fotografías familiares en el escritorio y ar