41. Invitación Prohibida
Abrí los ojos cuando los primeros rayos del amanecer se filtraban por las cortinas de mi habitación. No había dormido. Ni siquiera lo había intentado.
El peso de la noche anterior aplastándome el pecho. Las palabras de Max. El teatro de Isabela. Mi propia declaración de guerra: "Quiero el divorcio."
Lo había dicho. Frente a ella. Frente a él.
Y no me arrepentía.
Tomé mi teléfono de la mesita de noche. La pantalla iluminó mi rostro en la penumbra, mostrando varios mensajes. La mayoría eran de trabajo, algunos de mi hermano preguntando si estaba bien después de "lo del aeropuerto", y uno que hizo que mi corazón se acelerara.
Alejandro Dávila - 6:47 AM "Sé que fue una noche difícil. ¿Hablamos? Necesito verte."
Escribí la respuesta sin pensarlo demasiado, dejando que la determinación guiara mis dedos:
"Dime el lugar y la hora, ahí estaré."
Pulsé enviar. El cosquilleo en mi estómago fue inmediato—nervios mezclados con algo que no sentía hace mucho tiempo. ¿Excitación? ¿Esperanza? ¿La promes