126. El Cuarto de Hospital
Jueves, semana 10 de embarazo. Día 5 de hospitalización.
La habitación 407 del Hospital Universitario La Paz se ha convertido en una cárcel de lujo. Hay un escritorio plegable junto a la ventana donde Max tiene instalado su portátil, dos monitores adicionales, y cables serpenteando por el suelo. María insistió en traer una suculenta pequeña que ahora vive en el alféizar, un recordatorio patético de que la vida continúa afuera mientras yo me pudro aquí dentro.
Observo a Max desde mi cama, donde he estado confinada durante cinco días interminables. Está en una videollamada, gesticulando con esa intensidad controlada que usa cuando está negociando.
—No, Ramírez, esos márgenes no son aceptables. Revisa los números con ingeniería y vuelve a llamarme.
Cuelga y se gira hacia mí, su expresión suavizándose inmediatamente.
—¿Necesitas algo? ¿Agua? ¿Quieres que ajuste la cama?
—Estoy bien —digo por enésima vez—. Max, no tienes que estar aquí las veinticuatro horas. Podrías ir a casa, dormir en u