Mylene siempre ha vivido en su pequeña granja en el campo, lejos de las luces brillantes de la ciudad. Pero todo cambió cuando su media hermana le obligó a tomar su lugar casarse con Leo, el playboy y futuro heredero de la mayor empresa chocolatera del país. Pronto se entera de que los abuelos de ambas familias acordaron ese matrimonio por una razón de peso entre ambas familias que ella desconocía. Aunque el matrimonio es solo una formalidad, Mylene se siente abrumada por la idea de casarse con un extraño y vivir en la ciudad. Pero con la presión de su familia y el futuro de su granja en juego, acepta el trato. Sin embargo, cuando comienzan a vivir juntos, descubre que Leo no es el playboy superficial que esperaba. Sin embargo, el camino hacia la felicidad no será fácil. Mylene y Leo tendrán que lidiar con las complicaciones de un matrimonio de conveniencia y las expectativas de ambas familias, mientras intentan mantener la fachada de un matrimonio feliz.
Ler maisMiró una última vez la foto de la chica, detallándola un poco: piel clara, cabellos rubios y ojos verdes, una belleza se mirara por donde se mirara. Pero eso no le importaba en lo más mínimo.
Leo estaba molesto y aburrido por tener que casarse con alguien que no conocía y no le importaba en absoluto. Y es que todo esto era un matrimonio por conveniencia, un acuerdo entre sus familias para fortalecer sus negocios.Escuchó unos golpes en la puerta que lo llamaban, así que dejó la fotografía en la mesa que tenía a su lado y se levantó el sillón para abrir la puerta. Era Rick, su padrino de honor, quien lo llamaba.-Oye amigo, te estamos esperando -habló Rick con una pequeña risa. - ¿Nervioso? -preguntó con algo de burla en su tono mientras le acomodaba la corbata roja de su elegante traje de boda color negro.-Para nada. -dijo Leo de manera cortante mientras pasaba a su lado y comenzaban a caminar por el largo pasillo. Después de unos momentos, llegaron a unas grandes puertas de madera.-Hoy es tu día, y aunque no podrás acompañarme mas a las fiestas, podrás tener toda la diversión que quieras en tu propia boda. -comentó su amigo, tratando de poner de buen humor a Leo, ya que sabia que no estaba cómodo toda esta situación.Leo solo lo miró con desdén. No tenía ningún interés en divertirse en su propia boda. Preferiría estar en cualquier otro lugar, como en una fiesta con su amigo Rick, en lugar de estar casado con una mujer que no conocía y que solo estaba allí por un acuerdo entre sus familias.Las puertas de la iglesia se abrieron y pudo observar como algunos familiares y miembros de la empresa estaban allí, caminó sin prestar atención al lugar y se posicionó en el lugar donde debería ir el novio y simplemente espero a que todo terminara rápido. Después de unos cuantos minutos las puertas se volvieron a abrir, dando entrada a la gran esperada novia.Su novia específicamente, y futura esposa.A medida que la novia avanzaba hacia el altar pudo notar como el vestido de la chica era realmente impresionante. Era un vestido de corte princesa con un corpiño ajustado que resaltaba su figura, y una falda amplia y majestuosa que caía hasta el suelo. Estaba hecho de una tela suave y delicada, con hermosos detalles de encaje y pedrería en todo el corpiño y la falda.Llevaba un velo largo y espeso que cubría por completo, haciéndosele muy difícil ver su rostro. A pesar de llevar zapatos de tacón bajo, la novia parecía no estar muy acostumbrada a caminar con ellos, y en ocasiones tropezaba un poco.Pero pese a ello logro llegar a su lado y así dar inicio a la ceremonia.
Durante la cual siguió aburrido y en sus pensamientos, sin embargo notó que la chica parecía quizás mas nerviosa de lo que se esperaba. Él siempre había sido alguien apuesto y acomodado económicamente por lo cual pensó que ella quizás se le abalanzaría encima o algo parecido.Pero parecía de piedra, y podía ver como estaba inclusive temblando un poco. Estuvo tan abstraído en su divagación que no notó como rápidamente ya estaban en la parte importante de la boda, llamando la voz del padre su atención.-Puedes besar a la novia. -habló el sacerdote.Suspiró resignado y rodó un poco los ojos. Estaba seguro de que estaba cometiendo el peor error de su vida, pero ya no había marchado atrás. Quiso terminar rápidamente con la situación y procedió a levantar el velo de la chica.Fue entonces cuando se percató de que la mujer frente a él era una completa desconocida, literalmente hablando. Tenía el pelo largo y castaño, y unos ojos oscuros que lo miraban con una expresión de miedo y expectativa.-¿Pero qué? -susurró más para sí mismo. Ella no era Irene, la chica con la que él y su familia habían acordado casarse.Por otro lado la castaña estaba sin poder pronunciar o decir una sola palabra, con lo cual solamente sostuvo el ramo de rosas fuertemente.El sacerdote carraspeó, llamando su atención.-¿Ocurre algo? -preguntó con una ceja levantada.La chica por fin reunió valor y estaba a punto de responder que todo había sido una equivocación, pero Leo se le adelanto.-No padre, todo esta bien, solamente me quede embobado por la belleza de mi novia. -dijo mientras procedía a tomar el mentón de la chica y acercarse para darle un beso en los labios.La castaña abrió enormemente los ojos, sintiéndose completamente confundida y perdida en la situación. No sabía cómo había llegado a ese punto, pero sintió que ya no había marcha atrás.Finalmente, la ceremonia terminó y los novios salieron de la iglesia, rodeados de familiares y conocidos del chico que lo felicitaban y abrazaban, a lo cual Leo solamente correspondía con monótonas palabras.La chica por otro lado iba unos cuantos pasos detrás de el, sintiéndose muy incomoda por toda la situación ya que familiares del chico la felicitaban a ella también.Pese a todo el ruido alrededor el rubio podía escuchar como algunas personas cuchicheaban entre ellos sobre el motivo por el cual no había presente ningún familiar de la chica, y ahora que lo pensaba bien tenían razón, ya que a su alrededor solamente habían personas que compartían su apellido o que trabajaban con su familia.Rick se acerco a el y lo felicito dándole un fuerte abrazo, el cual correspondió con una media sonrisa. No prestó mucha atención a todos los presentes y se acerco a su ahora esposa, la cual aun seguía sin pronunciar alguna palabra, tomó su mano y comenzó a caminar para que lo siguiera.Una limusina los estaba esperando para ir hasta la recepción de la boda, por lo que instó a que la chica entrara junto con el. Después de todo tenia muchas cosas que preguntarle.Aunque había un silencio en el ambiente y la chica parecía una piedra por la incomodidad, Leo no sentía lo mismo, ciertamente no era la chica con la que había acordado casarse, pero no era algo que le importaba. Lo que si le molestaba era el echo de que lo hubiesen engañado.-Así que habla, ¿Quién carajos eres tu? -preguntó mientras se aflojaba la corbata y abría los botones de su chaqueta.La chica se encogió sobre si misma y bajó aun mas la mirada.-Y-yo soy Mylene, señor. -dijo mientras lo miraba por fin a los ojos, a lo que Leo levanto una ceja.-¿Si quiera eres de los Anderson?-Si señor, soy la hija del Señor Franco.-¿Tienes alguna identificación que lo pruebe? -No señor, todas mis pertenencias fueron enviadas a la habitación del Hotel.Leo entonces buscó una de las copas de champagne que estaban previamente listas para ellos y le dio un trago, sintiendo el liquido burbujeante pasar por su garganta.-¿Eres mayor de edad verdad?-Si señor, tengo 21 años.-Deja de decirme señor.-¿Uh? -preguntó extrañada Mylene, viendo como Leo se terminaba de tomar la bebida alcohólica y se servía otro poco mas de la botella que se encontraba en un cubo con hielo.-Ahora eres mi esposa, así que se vería raro que andes por ahí diciéndome señor.-¿Entonces como debo de decirle?-Leo, solamente dime leo. -dijo mientras se detenía un momento a pensar-. También necesito saber, ¿Qué carajos pasó con Irene?-Irene es mi hermana mayor, ella no quería este matrimonio, y aunque el señor Franco pareció persuadirla al final no quiso casarse, y me obligo a que viniera a la boda en su lugar. -dijo mientras un rubor comenzaba a aparecer en sus mejillas debido a la vergüenza de toda la situación.Leo por otra parte la miró fijamente, haciendo que sus ojos azules pusieran algo incomoda a la chica, divirtiéndole aquello.Sinceramente le daba igual todo aquello, simplemente tenia que casarse con la hija de Franco Anderson y eso había echo, de todos modos no es como si tuviese que serle fiel o algo parecido. El echo de casarse no iba a hacer que dejara de salir de fiesta o tuviera alguna que otra aventura.
Dirigió la vista hasta Mylene y pudo notar como se sentía algo incomoda con el vestido puesto, seguramente no estaba acostumbrada a usar algo tan ostentoso, por lo cual apretó el botón del comunicador del chofer.-Cambia el curso y dirígete hasta el hotel directamente, dile a mi secretaria que informe que no iremos a la recepción. Estoy seguro que el abuelo y mis padres estarán contentos porque inicie lo mas pronto posible mi noche de bodas.-Entendido señor. -respondió sin mas el chofer.-¿Noche de Bodas? -preguntó extrañada Mylene, a lo que Leo simplemente le devolvió la mirada con una pequeña sonrisa picara.-¿Que pasa conejita, estas asustada? -habló mientras colocaba a su lado la copa ya vacía y se levantaba del asiento para acercarse hasta ella, estando a tan solo unos centímetros de distancia-. Eres mi esposa ahora, así que es normal que tu y yo nos acostemos hoy. -comentó mientras que sostenía su mentón y delineaba con su pulgar delicadamente el labio inferior de la chica.Mylene se sintió nerviosa con el acercamiento de Leo. No estaba segura de lo que había firmado al casarse con él, pero es estaba segura que esto apenas estaba comenzando.Podía ver al rubio dando vueltas de un lugar a otro, haciendo llamadas e intentando encontrar una habitación en algún hotel cercano, pero su cara de preocupación indicaba que no estaba teniendo éxito en su búsqueda.Mientras tanto, todos los que habían asistido al funeral ya se habían ido del lugar después de la ceremonia, lo que hacía que la búsqueda de un hotel fuese aún más difícil.La luz del sol comenzaba a desvanecerse en el horizonte, lo que aumentaba la presión de Leo, quien quería encontrar una solución lo antes posible.Antes de que todos se retiraran del lugar, Leo había hablado con Mylene en privado sobre la situación. Ambos estaban preocupados de que su familia pudiera hacer trampas en la lectura del testamento, y que lo mejor sería quedarse lo más cerca posible para evitar cualquier tipo de engaño.Así que habían decidido no tomar el avión de regreso a casa esa noche y en cambio, quedarse en un hotel cercano al lugar del funeral.Pero ahora, la búsqueda de un hotel se ha
El rubio era conocido por su actitud jovial y su aparente fortaleza. A menudo ocultaba sus emociones y se mostraba como un hombre perfecto, pero ella sabía que había mucho más detrás de esa fachada.Ella había aprendido a leer su lenguaje corporal y a notar incluso los cambios más sutiles en su comportamiento. Podía ver a través de su máscara de fortaleza y entender que había momentos en los que se sentía vulnerable y triste.Mientras lo observaba desde lejos, podía notar como aquellos ojos azules tenían un destello de melancolía.A veces, el rubio parecía llevar todo el peso del mundo sobre sus hombros, como si se sintiera responsable de hacer todo bien y no permitirse mostrar debilidad. Pero ella sabía que era importante que se permitiera sentir sus emociones y que no tenía que ser fuerte todo el tiempo.Se levantó del sofá y se acercó a Leo con paso lento. No quería hacer que se sintiera incómodo, pero al mismo tiempo, no podía ignorar la sensación de que tenía que preguntarle si t
Mylene se sentía un poco confundida y molesta por la actitud de su hermana. A pesar de que Irene parecía estar tratando de ser amable y educada, podía sentir una energía incómoda entre ellos. Era como si su hermana quisiera recordarles que originalmente ella era quien debería estar con Leo, no ella. Se preguntó si había alguna intención detrás de las palabras de Irene, o si simplemente estaba siendo paranoica. Por otro lado, los padres de Irene observaban la escena con una sonrisa maliciosa, como si estuvieran disfrutando del espectáculo. Mylene no podía entender por qué sus padres parecían estar disfrutando de la situación, y se preguntaba si había algo más que ella no sabía. Comenzó a sentir una sensación de inquietud, como si su familia estuviera tramando algo que ella no podía entender. Intentó descartar esos pensamientos, pero no pudo evitar sentir que algo andaba mal.Podía sentirse en el aire que tenían algo entre manos. De repente, Irene se alejó y comenzó a caminar hacia d
Mylene se quedo de piedra al oír las palabras de la rubia, sintió como su boca se secaba y como su estomago se revolvía levemente.Trató de disimular su incomodidad y siguió abrazando a Irene, aunque no podía evitar sentirse un poco tensa. Se preguntó si Leo había escuchado lo que había dicho Irene y si también se sentiría incómodo al respecto.En ese momento, Irene se separó del abrazo y corrió hacia los brazos de su madre, quien estaba parada a pocos metros de distancia.Todavía en shock por la situación. Leo, que estaba parado cerca de ella, notó su expresión.-¿Estás bien, Mylene? -preguntó el rubio, con preocupación.-Sí, sí estoy bien. -respondió Mylene, con una voz débil.Pero Leo sabía que no era cierto. Él conocía a Mylene lo suficientemente bien como para saber que algo le estaba molestando. Se acercó un poco más a ella y le puso una mano en el hombro.Mylene no podía evitar pensar en la rubia y en lo que había dicho sobre Leo. Finalmente, decidió preguntarle directamente.-
La tensión entre ella y su padre se hacía cada vez más evidente, y las palabras duras que le había dirigido hacían que se sintiera aún peor.Mylene intentó mantener la compostura y seguir comiendo, pero la comida no tenía sabor y sentía un nudo en el estómago que no desaparecía.Nadie parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo en esa mesa. Los invitados a su alrededor estaban tan ocupados en sus conversaciones que no se daban cuenta de la incomodidad que se respiraba.Solo cuando algún ejecutivo importante se acercaba a la mesa principal, su padre suavizaba su mirada y hasta hablaba un poco con ella. Pero tan pronto como la persona se alejaba, su padre dejaba de prestarle atención y hacía como si no existiera.Se sentía utilizada, como si su padre solo la usara como un accesorio para impresionar a los invitados importantes. Era como si no fuera una persona real con sentimientos y pensamientos, sino más bien una herramienta para aumentar su estatus.La esposa de su padre ni siqui
Mylene abrió los ojos con sorpresa y miró de nuevo al hombre con detenimiento, notando ahora ciertas similitudes entre su apariencia y la de Leo.Su cabello rubio y la forma de su rostro, eran características que compartían, pero nunca había pensado en la posibilidad de que fueran familiares.-¿Usted es su padre? -preguntó Mylene, todavía sin poder creerlo del todo.Alonzo asintió con una sonrisa y se presentó formalmente ante ella. Mylene no podía evitar sentir una sensación extraña en su pecho, como si estuviera en medio de una película de drama familiar.-Mucho gusto, Mylene. -dijo Alonzo, con una sonrisa amable.Mylene se sintió un poco avergonzada por la situación y no sabía muy bien cómo responder. Por un lado, estaba feliz de haber conocido al padre de su novio, pero por otro, se sentía un poco intimidada ante la presencia de alguien tan importante en la vida de Leo.-Mucho gusto, Alonzo. Es un placer conocerlo. -respondió Mylene, tratando de mantener la compostura.-Puedes lla
Último capítulo