.17.
Fernando no perdió el tiempo en titubeos. Era su oportunidad, la primera vez que podía estar tan cerca de Sofía como quería, y muy suavemente acunó su rostro entre sus manos, sintiendo la aterciopelada piel de su esposa. Acercó sus labios cuidadosamente a los de ella, sin dejar de mirarla ni por un segundo. Le alegró ver que no dudó ni por un momento. Su corazón empezó a latir más rápido de lo debido cuando un ligero cosquilleo se presentó en su estómago. Sus labios se movieron sincronizados en un beso lento pero hambriento, y si no fuera porque la señora Pride empezó a aplaudir de la emoción, el beso habría durado mucho más.
Ambos se habían perdido en la inmensidad del otro. Era como si no existiera nadie más, solo ellos, como lo había dicho la señora Pride presente.
Sofía parpadeó un par de veces, preguntándose qué acababa de pasar y por qué aquel beso le había dejado un sabor tan dulce en la boca. Se tocó el pecho al sentir su corazón palpitar tan rápidamente que podía jurar que en