Inicio / Fantasía / Marcada por las Bestias / Capítulo 5: El Primer Vínculo
Capítulo 5: El Primer Vínculo

El contacto de sus manos era un ancla en medio de un torbellino de sensaciones. La mano de Darius, grande y áspera por una vida de lucha, envolvía la de Elizabet con una posesividad instintiva. Para él, la suavidad y el calor de su piel eran algo irreal, un tesoro que nunca había creído poder tocar. Para Elizabet, la aspereza de sus callos era un recordatorio tangible de su poder, una textura que enviaba oleadas de placer a través de su brazo.

Fue Darius quien rompió el contacto, aunque cada fibra de su ser protestó. Soltó la mano de ella lentamente, a regañadientes, como si temiera que al hacerlo, ella pudiera desvanecerse. Necesitaba pensar. Su mente, normalmente tan clara y enfocada como la de un depredador al acecho, era un caos. Esta hembra era una leyenda hecha carne, una anomalía que desafiaba todo lo que conocía. No temía su cicatriz, hablaba con una confianza inaudita y su aroma lo volvía loco. Pero también era un misterio. ¿Un peligro?

Su instinto de guerrero finalmente se impuso sobre el torbellino de emociones. La evaluó con una mirada más práctica. Estaba sola, vulnerable y completamente desnuda en una jungla llena de bestias salvajes y hombres-bestia que matarían por una hembra, y más por una como ella. Un gruñido bajo y protector vibró en su pecho.

"No puedes quedarte aquí", dijo, su tono era una orden suave pero innegociable. Su mirada recorrió su cuerpo desnudo, y esta vez no fue solo con deseo, sino con una creciente preocupación. "Es peligroso".

Elizabet ladeó la cabeza, una sonrisa juguetona curvando sus labios. Disfrutaba de su preocupación, de ese instinto protector que emanaba de él. "¿Y a dónde sugieres que vaya, Darius? Como puedes ver, no tengo muchas posesiones".

La lógica de sus palabras lo golpeó. Se agachó sin decir nada más y desató un rollo de pieles que llevaba atado a la cintura. Lo desenrolló, revelando una capa de piel de oso, gruesa y oscura, curada para ser suave por dentro. Se la ofreció.

"Toma", dijo bruscamente, evitando su mirada para que ella no viera la vulnerabilidad en sus ojos. "Cúbrete".

Elizabet aceptó la pesada piel. El interior era increíblemente suave y aún conservaba un leve rastro del aroma almizclado de Darius. Se la echó sobre los hombros, la piel cubriendo su cuerpo desde el cuello hasta las rodillas. El calor y el peso eran reconfortantes, una primera barrera contra la naturaleza salvaje que la rodeaba. Se sintió envuelta en él.

"Gracias", susurró, su voz teñida de una sinceridad que lo sorprendió. Las hembras que conocía habrían exigido, se habrían quejado de la calidad o el estilo. Ella simplemente aceptó.

Darius asintió, su mirada fija en el cristal rojo que aún yacía junto a la bestia muerta. Tenía que tomar una decisión. Dejarla aquí era impensable. Otros la encontrarían, y la idea de que otro hombre-bestia pusiera sus ojos, o sus manos, sobre ella, le provocó un rugido sordo en el fondo de su garganta. No. Ella era... suya. La idea era posesiva, irracional, pero se sentía innegablemente correcta. La había encontrado él. Era su hallazgo.

"Vendrás conmigo", declaró, su voz no dejando lugar a la discusión. Se giró para mirarla, y sus ojos azules se clavaron en los de ella, llenos de una determinación feroz. "Te llevaré a un lugar seguro".

Elizabet sintió un escalofrío recorrerla, pero no era de miedo. Era la emoción de la aventura, la emoción de ser reclamada. La Elizabet de su vida anterior se habría aterrorizado. Pero la mujer-zorro que era ahora solo sentía una profunda y oscura excitación.

Asintió lentamente, su mirada desafiante y a la vez sumisa. "Está bien, Darius. Te seguiré".

Darius le dio la espalda, recogió el cristal de energía y, con un movimiento rápido y experto, cortó una de las garras más grandes de la bestia muerta como trofeo. No se molestó con el resto de la carcasa; tenía una prioridad mucho más importante.

Se giró hacia ella una última vez. "Mantente cerca", ordenó.

Y sin esperar respuesta, comenzó a caminar, abriéndose paso entre la densa vegetación, el poderoso Tigre Blanco liderando a la misteriosa mujer-zorro lejos del claro donde sus mundos habían colisionado, adentrándose juntos en lo desconocido.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP