Mundo ficciónIniciar sesiónEl dolor era una bestia. Una criatura con garras al rojo vivo que se aferraba a la pierna de Silas, trepando por sus nervios hasta alojarse en lo más profundo de su orgullo. Yacía en su propia cabaña, la más grande después de la de Gideon, y observaba cómo un joven sanador, nervioso y claramente intimidado, terminaba de vendarle la rodilla destrozada.Cada roce de sus dedos era una nueva oleada de agonía, pero Silas no emitía ni un sonido. El dolor físico era un viejo conocido. La humillación, sin embargo, era un veneno nuevo y amargoque le quemaba la garganta.
Había perdido. Él, Silas, el segundo al mando, el guerrero de seis marcas, había sido derrotado por un paria de cinco. La idea era tan ilógica que su mente se negaba a aceptarla
El sanador terminó su trabajo y se retiró con una reverencia apresurada, dejando a Silas solo con sus demonios y el olor penet







